Revista nº39


Algo empezó a suceder en nuestro planeta desde los meses finales de 2011: Empezaron a brotar en algunos países del Mediterráneo movimientos sociales masivos. Las protestas en Túnez, la plaza de Tahir en El Cairo, El movimiento 15M en la Puerta del Sol y como un efecto dominó en multitud de países de Europa y del mundo, Los activistas de Wall Street… todo ello nos habla del deseo de millones de seres humanos de defender una verdadera democracia, de desenmascarar la corrupción y erradicarla, de luchar por unos medios de comunicación libres e independientes, de una mayor justicia social, económica, ecológica… y todo ello impulsado por el despertar de la Conciencia individual, por darnos cuenta del poder que tenemos los seres humanos para construir un mundo mejor, para alcanzar una sociedad armónica.
Cabría preguntarnos qué sentido tiene toda la sinrazón que estamos viviendo y la única respuesta, si miramos los periodos de la Historia con una mirada amplia es la siguiente: Periódicamente las sociedades llegan a momentos críticos donde se hacen patentes la injusticia, la manipulación del poder imperante en cada época, la falta de derechos, de respeto, de dignidad… y eso genera una reacción del pueblo para luchar contra esa situación opresora. De esta manera la crisis se convierte en una oportunidad que nos permitirá colocarnos en una octava mayor; será doloroso, será duro y difícil pero seguramente saldremos reforzados, con unos valores más firmes y compartidos por todos, por un sentimiento de unión.
Estamos ante un gran desafío, tal y como dice la Carta de la Tierra: “…o unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto a la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz o arriesgarnos a nuestra desaparición como especie. Es el momento de declarar nuestra responsabilidad los unos hacia los otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras”.
Han surgido en los últimos meses un buen número de plataformas ciudadanas, todas con un corte social muy similar, cada una propone unas acciones, unas fechas, unas convocatorias, unas manifestaciones públicas diferentes… y no podemos dejar de recordar aquella frase: “divide y vencerás”. Tanta propuesta similar, tanta diversificación, tanta variedad, tantos pequeños grupos que se empeñan en tener una identidad propia ¿no será un peligro de cara a la unión de intereses y voluntades, de ánimos y habilidades, de experiencias y posibilidades de gestión?, el tener ante nosotros ese mapa multicolor es hermoso, da alegría pensar en los movimientos sociales que se han activado, incluso nos felicitamos por la aparición en la escena pública de políticos reconvertidos, pero… si somos conscientes de que la Unión Hace la Fuerza, de lo que la presión consigue cuando todos estamos de acuerdo, si sabemos –como decía Galeano en su poema: “¿Qué pasaría?, si un día todos, pero todos, no uno, ni muchos, sino todos decidiéramos expresar nuestro deseo de ese mundo mejor. Tal vez sea ahora el momento idóneo para ponernos de acuerdo, para configurar ese futuro que queremos construir con los cimientos sólidos de los valores humanos”.
La situación hoy en Europa es realmente compleja, lo que si sabemos es que el pueblo va a decir ¡basta! en algún momento. Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, España y Francia están sometidos al imperio de los mercados y en nuestro caso el panorama se ha complicado con los abusos y la codicia de los bancos, lo cual pone a nuestro país en una situación económica muy difícil. ¿Y la salida? Pues la única que se nos ocurre es la OBJECIÓN ECONÓMICA. Seguramente en todas esas plataformas sociales y asambleas hay mentes lúcidas que puedan plantear las alternativas para llevar a cabo esa objeción que lleve al gobierno a replantearse su política y que pierda el apoyo de los ciudadanos… Si se plantean elecciones anticipadas la oportunidad estaría en que no ganasen los de siempre, sino aquellos que quieran romper con la tiranía de los mercados… y una vez operado el cambio en España vendría el resto de los países.